Balancines, nuestra ventana al descanso

Karen Ayerve Karen Ayerve
Hollywoodschaukel aus Holz im skandinavischen Stil, Pool22.Design Pool22.Design Moderne tuinen Hout Hout
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Quién no recuerda de pequeño pasar las tardes (y noches) enteras de verano alrededor de un columpio, deslizándonos hacia todas las direcciones posibles, con tal de experimentar la adrenalina que sus movimientos nos provocaban. ¡Pura diversión! Hemos crecido, y a pesar de que esa chispa de picardía no ha desaparecido, hemos sustituido a los columpios todoterreno por otro de sus compañeros, algo más tranquilos, los balancines. Cuando se trata de disfrutar de un pequeño momento de paz y relajación durante los largos días de verano, se convierten en nuestro mejor aliado. Y es que dónde mejor para sentarnos a descansar, a leer o simplemente echarnos una siesta.  

Los balancines se han convertido en el mueble estrella de jardines y terrazas, porque son lo primero que instalamos en ellos nada más empezar el buen tiempo. Son mucho más que una simple silla de madera atada sobre un soporte rectangular. Sus diseños y funciones han ido evolucionando hasta incluir más de un mueble en uno. ¿Qué no? Desde homify hemos hecho un repaso a los diseños con más encanto y funcionalidad que nuestros expertos nos traen.  ¡Toma nota!

A la luz del sol

El verano se ha hecho para lo que está, disfrutar, relajarse, y por supuesto ¡ponerse morenos! Para tal importante misión, hemos de localizar en nuestro jardín o terraza, el mejor mueble sobre el que acomodarnos para tomar el sol, como esta tumbona-balancín que la casa madrileña El Jardín de Ana ha diseñado a base de ratán sintético, y que invita a no hacer nada. Su tamaño y estructura ovalada le ceden máxima movilidad para cuando nos cansemos de coger el sol podamos acomodarla bajo la luz de la sombra. Sin duda, el mejor lugar donde sentarnos a contemplar atardeceres, y por qué no, también amaneceres, cual ninfas resguardando nuestro edén.

Del jardín al cielo

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Si los dioses pudiesen haber creado un mueble sobre el que apoyarse durante sus momentos de meditación, ése habría sido este diseño, en el que reposar sobre tal maravilloso cojín algodonado, que no hace falta tocarlo para percibir su suavidad y delicadeza, mientras nos balanceamos ligeramente, es sinónimo de experiencia gloriosa, de no saber si fue ayer domingo o lunes, julio o agosto ¿Y qué importa? Un toldo de quita y pon, y las tres paredes hechas al ganchillo, sin lugar a dudas, acaban por convertirse en el mejor festín para nuestros cinco sentidos. 

Balancines de película

El siguiente balancín parece haber sido construido por el mismo Noah, para decorar el jardín de la preciosa casa de campo que construyó para Allie, en la película El Diario de Noah. Fabricado en polywood, tal y como afirman sus creadores, está concebido para aguantar cualquier contratiempo climático, con lo que las tormentas de verano, o las nevadas de invierno, no supondrán un problema. Su estructura acompañada por dos discretos miradores laterales, le da un toque delicado, que endulzará cualquier momento. En él, podríamos pasarnos horas y horas en compañía de esa persona tan especial.

Juntos, pero no revueltos.

Compartir un balancín, está bien, pero no por mucho tiempo. Cuando tu cuerpo y mente te piden a gritos desconectar cinco minutos de la realidad, entonces, la cosa cambia, y entre tanta irritación encima, nos resulta hasta incómodo tener que ceder espacio para un segundo visitante. Por eso, nunca está de más amueblar nuestro jardín con un balancín como el de la fotografía. ¡Lo tiene todo! Dos tumbonas independientes diseñadas para adaptarse a la postura de quien repose sobre ellas, con un soporte regulable donde apoyar las piernas; y que al unirlas entre sí se convierten en el paraíso celestial de los amantes del buen descanso. 

Los de toda la vida

Los balancines son el hermano más sofisticado de los columpios individuales que todos conocemos. El de la fotografía, por ejemplo, está construido en base a una arquitectura exactamente igual a los columpios de tierra. ¿La diferencia? El sillón sobre el que nos mesemos: con capacidad para dos personas, este balancín de aires rústicos, nos invita a pasar un momento al aire libre. Para los más sensibles, es mejor que os hagáis con un cojín en mano, si planeáis quedaros un buen ratito a disfrutar de la naturaleza.

Oda a la funcionalidad.

A primera vista, lo que tenemos delante se presenta como un simple balancín sin más. ¡Nada más lejos de la realidad! Si nos fijamos bien, la intersección de sus piezas de madera, inteligentemente colocadas, sirve para dotar de flexibilidad a cada pieza del puzle. Si después de un buen rato buscando la postura más cómoda para un buen descanso, hemos fallado en el intento, no problem!  Un sencillo gesto transforma este balancín en una cama, casi tan cómoda como la de tu habitación. El respaldo cae hacia atrás, y los brazos acolchados del balancín, ahora serán los encargados de sostener tu cabeza, y los responsables de tu siesta más plácida.

Para todas las épocas del año

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No todos los balancines han de ser móviles, o colocarse en medio del jardín. Los hay, como el de la fotografía, que funcionan mejor cuando se instalan para recibir a quienes pasen a nuestro particular edén. Sus respaldos, dibujan la silueta perfecta sobre la que apoyarnos. Una de sus grandes ventajas es que, al ubicarlo sobre superficie cubierta, lo mismo nos da que pegue el sol en sus horas más calurosas, o que llueva a cántaros. Desde esta posición privilegiada, nada detendrá el momento más placentero del día. 

Con estampados de las viejas metrópolis

Cuando llegamos cansados del trabajo, lo único que nos apetece es sentarnos sobre lo más cómodo que encontremos a primera vista y relajarnos. La aparente sencillez en su planteamiento, no debe ser motivo para subestimar este balancín que cumple con las funciones para las que ha sido construido: proporcionarnos las maravillas de un descanso. Su toldo, al igual que los asientos, son un ejemplo de la versatilidad en los tapizados de los balancines. El primero, además, es reclinable para adaptarse a los rayos solares de cualquier hora del día. No hay excusas para no tomarse un respiro.

Para los más idealistas

Balancearse, a solas o en pareja, sí; tumbarse y dejar que nuestra parte más soñadora tome el protagonismo, también. Este columpio-balancín parece haber salido de un cuento de hadas, para instalarse en los jardines de quienes se dejan llevar por la atmósfera que los rodea. Este tipo de balancines, sin pilares incluidos que los sostenga, funcionan mejor cuando la naturaleza nos regala un soporte firme y seguro, como las ramas gruesas de un árbol. Sus asientos perfectamente acolchados, cual taburete de palacio, aseguran un confort, que nos seduce, para mantenernos a su vera horas y horas. 

Comodidad y sencillez

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Pero si al final nos decidimos por un balancín sencillo, pero lleno de personalidad, entonces hemos de asegurarnos que reposar en él se convierta en una experiencia divina de descanso. Su revestimiento acolchado en colores blancos, a juego con los flecos que caen de ambos, toldos y sillón, provoca un borrón y cuenta nueva en nuestra mente, trasladándonos al oasis de un paraíso mediterráneo. Nada que envidiarle a los sofás más exquisitos del salón de casa.

No sólo los balancines se han alzado como los máximos aspirantes a proporcionarnos relax y placer, las hamacas también hacen lo suyo. Te invitamos a pasarte por el siguiente libro de ideas, El paradigma del relax: la hamaca, si buscas más ideas para decorar tu jardín y convertirlo en el edén del placer.

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