Cómo atrapar un ratón: los 10 mandamientos infalibles

Paula Meggiolaro Paula Meggiolaro
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Cuando descubrimos que tenemos un ratón en casa, la sorpresa es mayúscula. ¿De dónde salió? ¿Dónde se esconden? ¿Cuántos hay? ¿Morderán a mi hijo? ¿Nos infectarán con alguna enfermedad? Y la gran pregunta: ¿Cómo puedo acabar con ellos?

Vamos a intentar responder a eso con algunos consejos para conseguirlo. Algo que, por otra parte, siempre es un tanto urgente ya que entre los muchos problemas que pueden acarrear estos roedores es que, fácilmente, se pueden convertir en una plaga.

Un buen cebo

Cuando hablamos de trampas para ratones, nos referimos  básicamente a dos tipos. Las que funcionan con un cebo que los animales intentan comer y entonces son apresados. Y las que son del tipo pegajoso, éstas se sitúan en los lugares de paso, de manera que el roedor queda inmovilizado, vivo y adherido a la trampa. Se usan más las primeras.  

Y ¿qué usamos como cebo? Hay algunos alimentos que les apasionan como la mantequilla de maní, el chocolate y, por supuesto, el queso. Una recomendación: si vas a poner trampas para ratón y decidiste poner cualquiera de esos productos como cebo, es mejor comprarlo en exclusiva para ese uso. Marcarlo incluso en el envase, de manera que la mantequilla, chocolate o queso que vos comes jamás pueda entrar en contacto con el ratón o con la trampa.

Comprar trampas para ratón

En cuanto se ven rastros de ratón (excrementos, huellas, mordiscos) o se les ve a ellos mismos hay que ir a comprar trampas para ratones. Hay ciertos lugares propensos a que aparezcan estos roedores, sobre todo en casas rústicas, rodeadas de campo y con espacios subterráneas de bodegas o almacenes. Allí, aunque no se vean, es mejor prevenir y tener dispuestas las trampas para evitar su presencia. Y aquí nos atrevemos a mencionar otro método interesante para evitar los ratones: tener un gato. De hecho, los felinos se domesticaron exclusivamente por esta razón, por su habilidad cazadora.

​Seguir sus huellas

Los ratones son unos mamíferos extraordinariamente ágiles. Por eso, aunque nosotros seamos mucho más grandes, somos incapaces de seguirlos y capturarlos. Es mucho más práctico seguir sus huellas y ver donde dejan sus excrementos.

Unos lugares muy habituales son las alturas, ya que no tienen ningún problema para saltar y escalar. Sin embargo, suelen seguir siempre las mismas rutas, con pocas improvisaciones. Así que si rastreamos sus huellas sabremos donde colocar las trampas, ya que seguro que van a pasar por ahí.

Debajo de los armarios

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Si les encanta refugiarse en la parte alta de los muebles, lo mismo se puede decir de sus zonas bajas. De hecho, les apasiona estar abajo del todo, donde no tenemos un acceso fácil. Y todavía más si tenemos alfombras de pelo largo que les dan una sensación de mayor confort y protección. Es allí donde no deben faltar trampas y comprobar regularmente si son efectivas.

Buscar agujeros en la pared

Los ratones entran a las casas por dos razones: por comida y por calor. Y uno de los lugares donde pueden encontrar ese calor es cuando hay agujeros en la pared, algo que puede ocurrir tanto en ciertas juntas de yeso en la pared o en los conductos de refrigeración.

Para cazar a un ratón, hay que pensar como uno de ellos. ¿Dónde cabe y dónde va a refugiarse? Buscando algún espacio hueco en nuestras paredes será como podamos responder a estas preguntas.

Sus zonas de alimentación

En los agujeros hallan cobijo y calor. Pero en cuanto a la comida, como nosotros mismos, la encuentran en la cocina. Varias pueden ser las fuentes de su alimentación: el tacho de basura, el cuenco de la comida de la mascota, las migas que se nos caen al suelo o ciertos estantes. 

Antes de cazar al ratón, una vez que sepamos de su presencia hay que procurar que no tenga acceso a nuestra comida. O sea que todo esté guardado de forma inaccesible para él, tanto en armarios estancos como en recipientes imposibles de abrir por el animal. Luego hay que colocar trampas donde suponemos que acude a alimentarse. Y si es posible cambiar ubicaciones de la basura o de la comida de nuestro perro para generarle incertidumbre, se tenga que mover y varíe sus rutas ya habituales.

Impedir su entrada en casa

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La verdad es que en las casas con jardín o en el campo puede ser difícil impedir la entrada de algún ratoncito si los hay por los alrededores. Si entra, al menos que no tenga comida a su alcance, así se irá solo. Aunque si es invierno quizás busque un cálido cobijo o incluso un sitio seguro para criar. Si es así, tenés un problema y dos tareas a realizar: eliminar a los individuos que ya han entrado y luego identificar por dónde lo hicieron para cerrarles el paso con trampas o, si es necesario, con alguna pequeña obra tapando agujeros o grietas.

Las trampas siempre cerca de las paredes

Los ratones son presas en la naturaleza. Ellos lo saben, por eso son miedosos y buscan protecciones en todo momento. Siempre se desplazan por los lugares que creen menos arriesgados. Si pueden ir por debajo de los muebles, van por ahí. Si puede pasar por detrás de cajas o sillas, así lo harán. Y si tienen que hacerlo al descubierto siempre irán lo más próximos a la pared o las superficies verticales, para así tener un flanco cubierto. Por esto, las trampas siempre deben colocarse cerca de las paredes, armarios o bibliotecas.

No hace falta veneno

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Hasta aquí, sólo hablamos de trampas y medidas preventivas, como la presencia de un gato. Sin embargo, hay quien opta por usar veneno para eliminar a estos roedores de casa. No se puede negar que es efectivo pero tiene contraindicaciones. Por ejemplo, si tenemos niños pequeños en casa queda completamente prohibido su uso, porque lo pueden llegar a ingerir ellos. Lo mismo ocurre si tenemos mascotas y no nos referimos solamente a los perros. Los pequeños mamíferos con quienes conviven algunas personas, como cobayos, hámster u otros pequeños roedores, también podrían estar en peligro.

Y por último, otra razón para no usar venenos es el tipo de muerte que le proporcionan al animal: una muerte cruel a partir de una deshidratación severa o la coagulación del flujo sanguíneo.

No es posible vivir con ratones

Esta llamada a la no crueldad hacia los ratones no significa que pensemos que sea posible la convivencia (salvo en el caso de las mascotas que hemos citado). Los ratones son un foco de infección seguro. Y no hace falta que nos muerdan para ello. Sus excrementos por las mesas, la cocina u otros lugares de la casa ya son dañinos. 

Mientras haya sólo uno siempre es posible echarlo de casa o acabar con él. Pero si tras llevar a la práctica estos consejos no lo lográs, se debe llamar a un exterminador e impedir que se convierta en una pequeña plaga. 

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