Ubicada en Mérida, Yucatán, Casa GC 55, ha traído de vuelta de manera elegante y excelentemente lograda el Art Decó que predominó en la segunda mitad de los años treinta en esta región, en sus barrios y colonias. Esta remodelación y proyecto de rescate es un claro ejemplo de la adaptación en la medida de las posibilidades de este modelo, donde se reinterpreta en una expresión propia y regional. Taller Estilo Arquitectura logró reinvindicar un edificio que es patrimonio arquitectónico, bajo la premisa del conocimiento de los espacios y métodos constructivos de la edificación, marcando estos la pauta de la obra.
Iniciamos recorrido por esta encantadora casa en el patio de ensueño. La piscina; textura, fuente, área de descanso y ornamento, en un patio central que busca el equilibrio interno mediante la simplicidad y la fuerza de líneas puras.
El esquema de planta abierta e irregular se ve plasmado en la comunicación entre el comedor y la cocina. Para este proyecto se utilizaron técnicas de restauración tradicionales, creando una mejor compatibilidad con los materiales de la región, reforzando el carácter de la casa. Vigas expuestas representativas de la época, pisos con azulejos en diseños propios de la tendencia de finales de los años 30 y, como mencionamos anteriormente, la eliminación de elementos que carecen de valor alguno para la edificación, logran crear un lenguaje en el cual lo contemporáneo se comunica a la perfección con lo clásico.
La casa GC55 cuenta con una planta irregular, la cual configura los espacios de tal manera que la comunicación entre ellos es una aproximación lenta y gradual, que va generando distintas atmósferas a través de la casa. Aquí podemos apreciar un espacio multifuncional, donde vestíbulo, cocina y comedor están íntimamente ligados al espacio exterior. Mosaicos de pasta para los pisos en colores vivos, que contrastan con el blanco que predomina en muros creando una sensación de amplitud, cedro en puertas y cocinas logran una combinación perfecta de materiales originales y nuevos.
En el área de cocina y desayunador, se mostró un gran respeto por las formas y detalles preexistentes, eliminando todo elemento arquitectónico y decorativo agregado que estuviera alterando al inmueble. Esta pauta se sigue en toda la edificación, dejando al lado estos agregados que no son originales ni aportan ningún valor a la historia de esta casa.
Una cocina simple, donde la campana es un punto focal y recordatorio de los años 30, así como los azulejos en la parte trasera. Una moderna barra desayunador con bancos en madera, agregan un carácter contemporáneo que se fusiona a la perfección con los elementos Art Decó.
Manteniendo y respetando la estructura original de la escalera, una vez más se extirpan elementos totalmente innecesarios e inocuos a la conceptualización de la casa, siendo reemplazados por otros de diseño más puro y honesto, los cuales exaltan el valor y potencial de la escalera, aunando un valor estético más allá de la mera funcionalidad de la misma.
Las recámaras siguen la pauta de diseño que encontramos en toda la casa: mosaicos de pasta en colores vivos y audaces, muros totalmente en blanco que son exaltados gracias a los colores brillantes que predominan en los muebles y accesorios que descansan en ellos. Bellas y elegantes sobrecamas que son dignas representantes de la artesanía yucateca le brindan a esta habitación el carácter que prevalece en toda la casa.
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Los mosaicos en los baños rescatados y restaurados, con una paleta de colores viva y audaz hacen del baño un lugar perfecto para relajarse. Una luminaria colgante con pantalla de cristal evoca la época que vio nacer a esta peculiar y elegante casa, que hoy en día, ha sido rescatada, restaurada y revivida con el respeto que sólo un arquitecto amante de su profesión le podría brindar.