¿Cómo les fue la semana pasada con los trucos para la limpieza doméstica de la abuela? ¿Pusieron alguno en práctica? ¿Les contaron algún otro?
En este nuevo libro de ideas queremos compartirles algunos más para que nadie diga que no pudo limpiar porque no tenía el producto correcto.
Pequeños secretos que parecen tontos e insignificantes pero que pueden hacerte la vida más fácil.
Y si aún no viste la primera entrega, clickeá aquí y enteráte.
Si tenés velas que están un poco sucias, envolvélas por un rato en una media de mujer y cuando se la saques quedarán como nuevas.
Para quitar las manchas de la flor de la ducha envolvéla con una bolsa de plástico con vinagre y adiós manchas y suciedades indeseables,
Tu abuela te diría “No te preocupes nena, ¿sabés que tenés hacer para limpiarla? Llená la sartén con agua, agregale 2 tazas de vinagre , llevala al fuego hasta hervir, retirála y agregá dos cucharadas de bicarbonato de sodio. Y aquí ¡no ha pasado nada!
Para limpiar tus cepillos del pelo y te queden como recién comprados laválos con shampoo.
Para limpiar la superficie de abajo de la plancha, pasála mientras está tibia, sobre papel de aluminio con sal.
La pasta de dientes tiene un gran poder limpiador. Tanto es así que si frotas un poco de dentífrico en tus sucias zapatillas de cuero o similar, quedarán como nuevas.
Este truquito es conocido pero no por eso menos efectivo. Los malos olores de la heladera podés eliminarlos con un poco de café. Sólo bastan algunos granos o un poco de café molido en un vaso o frasco abierto y ¡chau malos olores!